Nos hacen falta locos.
¡Dios mío!
Locos en el presente, enamorados de una forma de vida sencilla,
liberadores del pobre, amantes de la paz,
libres de compromisos, decididos a no hacer nunca traición,
despreciando su propia comodidad, o su vida,
plenamente decididos por la abnegación,
capaces de aceptar toda clase de tareas,
de partir dondequiera que sea por disciplina,
al mismo tiempo libres y obedientes,
espontáneos y tenaces,
alegres, dulces y fuertes.
¡Danos locos, Señor!
No hay comentarios:
Publicar un comentario