domingo, 19 de junio de 2016

Los dones de Dios.





 Un hombre paseaba tranquilamente por el barrio gòtico de la ciudad deteniéndose en cada negocio para observar, hasta que vio uno que le llamó la atención.

Entró en el local y vio a un señor en el mostrador. 
Maravillado con la belleza del lugar, preguntó:

-Señor, que se vende aquí ?
-Los dones de Dios. Le respondió el señor.
-Cuánto cuestan? volvió a preguntar
-No cuestan nada! Aquí todo es gratis!
El hombre contempló el local y vio que habían jarros de amor, frascos de fe, paquetes de esperanza, cajitas de salvación, mucha sabiduría, fardos de perdón, paquetes grandes de paz y muchos otros dones.
El hombre, maravillado con todo aquello, pidió:
-Por favor, quiero el mayor jarro de amor, todos los fardos de perdón y un frasco grande de fe, para mí, mis amigos y familia.
Entonces, tranquilamente, el señor preparó todo y le entregó un pequeño paquetito que cabía en la palma de su mano.

Incrédulo, el hombre dijo:
-Pero, cómo puede estar aquí todo lo que pedí?
Sonriendo, el señor le respondió:
-En el Local de Dios no vendemos frutos! Sólo semillas!!........... Plántelas !!!



jueves, 16 de junio de 2016

Cuando la vida se nos pone difícil

13 consejos para cuando la vida se nos pone difícil

Siddhartha Gautama, o Buda, nos dejó un legado de gran sabiduría. Entre tantas, 13 consejos para aquellos que están experimentando tiempos difíciles. Hay, según Buda, una manera de vivir estos momentos de una manera más tranquila y el secreto tiene que ver con la actitud:
buda

1) Las cosas son lo que son

Nuestra resistencia a las cosas es la principal causa de nuestro sufrimiento. Esto sucede cuando nos resistimos a las cosas como son. Si no puedes hacer nada, relajarte. No luches contra la corriente, aceptalo o de lo contrario serás consumido en el sufrimiento.

2) Si crees que tienes un problema, tienes un problema

Ten en cuenta que todo lo que se ve a través de una perspectiva. En un determinado momento las cosas parecen difíciles, en otros no. Sabiendo esto, cuando tengas una dificultad escoge entenderla como un reto, una oportunidad de aprendizaje. Si lo ves como un problema, esta dificultad será sin duda un problema.

3) El cambio comienza en ti mismo

Su mundo exterior es un reflejo de su mundo interior. Tenemos la costumbre de pensar que todo estará bien cuando las circunstancias cambian. La verdad, sin embargo, es que las circunstancias cambiarán sólo cuando se produce este cambio dentro de nosotros.

4) No hay mayor aprendizaje que equivocarse

El fracaso no existe!!! Entiende esto de una vez por todas. Todas las personas exitosas han fracasado varias veces. Disfruta de tus fracasos como una gran experiencia de aprendizaje. Si lo haces, la próxima vez estarás más cerca del éxito. El fracaso es siempre una lección de aprendizaje.

5) Si algo no sucede como estaba previsto, significa que lo mejor está por llegar

Todo sucede a la perfección, incluso cuando las cosas van mal. A menudo, cuando miramos hacia atrás, nos damos cuenta de que lo que consideramos malo, de hecho, fue lo mejor que pudo haber pasado. Sin embargo, cuando funciona, sin duda estamos alineados con nuestro propósito de vida. El universo siempre trabaja a nuestro favor.

6) Aprecia el presente

Sólo tenemos el momento presente! Así que no lo dejes ir perdiendo el tiempo con el pasado. Apreciar tu momento presente, ya que es lo único importante. Es a partir de el cuando crea que su vida futura.

7) Deja el deseo de lado

La mayoría de la gente vive la vida guiada por los deseos. Esto es extremadamente peligroso, un deseo no satisfecho se convierte en una gran frustración. La frustración desencadena una fuerte energía negativa y se retrae su crecimiento. Trata de entender que todo lo que necesita vendrá a ti para cultivar su felicidad incondicional.

8) Comprende tus miedos y sé agradecido

El miedo es lo contrario del amor y es otra cosa que dificulta tu desarrollo. Sin embargo es importante, ya que proporciona una gran oportunidad para el aprendizaje. Cuando se vence el miedo, se vuelve más fuerte y confiado. Superar sus miedos requiere práctica, el miedo es sólo una ilusión y, sobre todo, es opcional.

9) Experimenta alegría

Hay personas que disfrutan de todo lo que les sucede a ellos. Incluso en la peor situación, hay que reírse de sí mismos. Ellos son personas que ven el crecimiento en todo. Estas personas aprendieron que es importante centrarse en la alegría, no en las dificultades. El resultado es que atraen a situaciones mucho más felices que tristes.

10) Nunca te compares con los demás

Sólo se vino aquí con una misión propia. Y es tan importante como cualquier otra persona. Sin embargo, si no puedes evitar comparaciones, compararte con los que tienen menos que tú. Esta es una gran estrategia para darse cuenta de que siempre has tenido mucho más de lo que necesitas para ser feliz.

11) No eres una víctima

Siempre eres el creador de tu experiencia. Todo lo que te sucede es atraído por ti mismo y extremadamente necesario para tu aprendizaje. Cuando algo desagradable te suceda, da gracias y pregunta: “¿Por qué he atraído eso a mi vida?”, “¿Qué necesito para aprender de esta experiencia?”.

12) Todo cambia

Todo en esta vida es dinámico, todo cambia en un segundo. Así que no vivas lamentándote. Si no sabes qué hacer, no hagas nada. El universo no para de cambiar, crecer y expandirse, así que espera, porque todo pasará.

13) Todo es posible

Los milagros ocurren todos los días, y nosotros somos responsables de los mismos. Confía y cree eso. En la medida en que conseguís un cambio de conciencia, encontrarás en ti el poder de realizar milagros. Es el momento de cambiar y comprender su importancia, la posibilidad de que tienes que cambiar el mundo. Creer!!!

domingo, 12 de junio de 2016

Temía estar solo


Ernest Hemingway

Temía estar solo, hasta que aprendí a quererme a mí mismo.

Temía fracasar, hasta que me di cuenta que
únicamente fracaso cuando no lo intento.

Temía lo que la gente opinara de mí, hasta
que me di cuenta que de todos modos opinan.

Temía que me rechazaran, hasta que entendí
que debía tener fe en mi mismo.

Temía al dolor, hasta que aprendí que
éste es necesario para crecer.

Temía a la verdad, hasta que descubrí la fealdad de las mentiras.

Temía a la muerte, hasta que aprendí que no es el final,
sino más bien el comienzo.

Temía al odio, hasta que me di cuenta
que no es otra cosa más que ignorancia.

Temía al ridículo, hasta que aprendí a reírme de mí mismo.

Temía hacerme viejo, hasta que
comprendí que ganaba sabiduría día a día.

Temía al pasado, hasta que comprendí que
es sólo mi proyección mental y ya
no puede herirme más.

Temía a la oscuridad, hasta
que vi la belleza de la luz de una estrella.

Temía al cambio, hasta que vi que
aún la mariposa más hermosa necesitaba
pasar por una metamorfosis antes de volar.

Hagamos que nuestras vidas cada día tengan mas vida y
si nos sentimos desfallecer
no olvidemos que al final siempre hay algo más.

Hay que vivir intensamente porque la vida pasa pronto.

martes, 7 de junio de 2016

Había un pueblo



Ítalo Calvino en París 1981 por Sophie brassouls corbis

Había un pueblo donde todos eran ladrones. A la noche cada habitante salía con la ganzúa y la linterna, e iba a desvalijar la casa de un vecino. Volvía al alba y encontraba su casa desvalijada.

Y así todos vivían en amistad y sin lastimarse, ya que uno robaba al otro, y éste a otro hasta que llegaba a un último que robaba al primero. El comercio en aquel pueblo se practicaba sólo bajo la forma de estafa por parte de quien vendía y por parte de quien compraba. El gobierno era una asociación para delinquir para perjuicio de sus súbditos, y los súbditos por su parte se ocupaban sólo en engañar al gobierno.

Así la vida se deslizaba sin dificultades y no había ni ricos ni pobres.

No se sabe cómo ocurrió pero en este pueblo se encontraba un hombre honesto. Por la noche en vez de salir con la bolsa y la linterna se quedaba en su casa a fumar y leer novelas.

Venían los ladrones, veían la luz encendida y no entraban.

Esto duró poco pues hubo que hacerle entender que si él quería vivir sin hacer nada, no era una buena razón para no permitir que los demás lo hicieran. Cada noche que él pasaba en su casa era una familia que no comía al día siguiente.

Frente a estas razones el hombre honesto no pudo oponerse. Acostumbró también a salir por las noches para volver al alba, pero insistía en no robar. Era honesto y no quedaba nada por hacer. Iba al puente y miraba correr el agua. Volvía a su casa y la encontraba desvalijada.

En menos de una semana el hombre honesto se encontró sin dinero, sin comida y con la casa vacía. Pero hasta aquí nada malo ocurría porque era su culpa: el problema era que por esta forma de comportarse todo se desajustó. Como él se hacía robar y no robaba a nadie, siempre había alguien que volviendo a su casa la encontraba intacta, la casa que él hubiera debido desvalijar. El hecho es que poco tiempo después aquellos que no habían sido robados encontraron que eran más ricos, y no quisieron ser robados nuevamente. Por otra parte aquellos que venían a robar a la casa del hombre honesto la encontraban siempre vacía. Y así se volvían más pobres.

Mientras tanto aquellos que se habían vuelto ricos tomaron la costumbre también ellos, de ir al puente por las noches para mirar el agua que corría bajo el puente.

Esto aumentó la confusión porque hubo muchos otros que se volvieron ricos y muchos otros que se volvieron pobres.

Los ricos mientras tanto entendieron que ir por la noche al puente los convertía en pobres y pensaron -paguemos a los pobres para que vayan a robar por nosotros-. Se hicieron contratos, se establecieron salarios y porcentajes: naturalmente siempre había ladrones que intentaban engañarse unos a otros. Pero los ricos se volvían más ricos y los pobres más pobres.

Había ricos tan ricos que no tuvieron necesidad de robar ni de hacer robar para continuar siendo ricos. Pero si dejaban de robar se volvían pobres porque los pobres los robaban. Entonces pagaron a aquellos más pobres que los pobres para defender sus posesiones de los otros pobres, y así instituyeron la policía, y constituyeron las cárceles.

De esta manera pocos años después de la aparición del hombre honesto no se hablaba más de robar o de ser robados sino de ricos y pobres. Y sin embargo eran todos ladrones.

Honesto había existido uno y había muerto enseguida, de hambre.

jueves, 2 de junio de 2016

Más que un anillo de compromiso



Un muchacho entró con paso firme a la joyería y pidió que le mostraran el mejor anillo de compromiso que tuvieran. El joyero le mostró una hermosa piedra solitaria que brillaba como un pequeño sol resplandeciente. El muchacho contempló el anillo, preguntó el precio y con una sonrisa se dispuso a pagarlo.
-¿Se va usted a casar pronto? Preguntó el joyero.
-¡No!, respondió el muchacho, ni siquiera tengo novia.
Es para mi mamá, dijo el muchacho. Cuando yo iba a nacer estuvo sola; alguien le aconsejó que se hiciera un aborto, así se evitaría problemas. Pero ella se negó y me regaló la vida que hoy puedo disfrutar. Fue padre y madre. Amiga, hermana y maestra. Me hizo ser lo que soy. Ahora que puedo le compro este anillo de compromiso. Ella nunca tuvo uno. Yo se lo doy como promesa de que si ella hizo todo por mí, ahora yo haré todo por ella.

El joyero, sorprendido, no dijo nada. Solamente ordenó a su cajera que hiciera al joven el descuento especial que sólo se hace a los clientes importantes.
Reflexión:
Tenemos casas más grandes, pero familias más chicas.
Tenemos más compromisos, pero menos tiempo.
Tenemos más medicinas, pero menos salud.
Hemos multiplicado nuestras fortunas, pero interiormente estamos vacíos.
Hablamos mucho, amamos poco y odiamos demasiado.
Hemos llegado a la luna y regresamos, pero tenemos problemas para cruzar la calle y conocer a nuestro vecino.
Hemos conquistado el espacio exterior pero no el interior.
Tenemos mayores ingresos, pero menos moral y felicidad.
Estos son tiempos con más libertad, pero menos alegría.
Con más comida, pero menos nutrición.
Son días en los que llegan dos sueldos a casa, pero aumentan los divorcios.
Son tiempos de casas más lindas, pero más hogares rotos.
Por eso, siéntate en la terraza y admira la vista sin fijarte en las malas hierbas; pasa más tiempo con tu familia y con tus amigos en el campo, en la playa; come tu comida preferida; visita los sitios que te gustan.

La vida es una sucesión de momentos para disfrutar, no es sólo para sobrevivir.
Escribamos aquella carta que pensábamos escribir.
Digamos hoy a nuestros familiares y amigos cuánto los queremos.
No retrases nada que agregue alegría y felicidad a tu vida.
Cada día, hora y minuto pueden ser especiale
s.