sábado, 14 de agosto de 2010

VIRTUDES HUMANAS

Dr. Esteban Laureano Maradona 
Prócer argentino ( uno de los pocos )



I.- Perseverancia.
Al decir perseverancia nos referimos al camino que se tiene que llevar para lograr un objetivo bien fundamentado, sin darnos por vencidos a la mitad del trayecto.
En esta virtud, yo quisiera tan sólo explicar los “extremos” que la delimitan. Yo pienso que está muy simple y fácil de entender, es sólo cuestión de sentido común.
Si nos vamos a la definición, la primera parte nos dice, que es el camino que se tiene que llevar para lograr un objetivo. Lógicamente, si nos proponemos algo y a medio camino nos damos cuenta que ese fin que buscamos no es el correcto, o tal vez el mejor, pues tenemos la obligación de reconocer nuestro error y trabajar hacia donde se debe; y por el otro lado, no es una norma llevarlo a cabo a como dé lugar. “Es de sabios rectificar”. Y por último, quisiera decir, que hay que saber en qué perseverar, hay prioridades, no irnos hacia los extremos en lo que es la educación y formación de la persona. Porque, por un lado podemos tener a un niño que simplemente no persevera en nada, y por el otro a uno que puede obsesionarse con esta virtud, poco común, pero puede pasar. Hay que buscar y encontrar el justo medio.

II.- Orden.
Se puede definir como aquella distribución, no sólo material, sino también espiritual de la persona. Esta virtud, como todas las demás, debe cultivarse, sin llegar a ser obsesivos, cayendo en el otro lado.
Es importantísimo aprender a que se dé por sí sola, sin tener que estar llamándonos la atención para hacer las cosas como deben de ser. Yo pienso que materialmente, también entra la educación, y la educación a final de cuentas es formación, y la formación es un orden. O sea que, de una manera u otra, llegamos a tener un cierto orden, si es que realmente vivimos plenamente.
En lo que concierne a fomentación del orden, y de toda virtud, se debe aprender de los errores, y comunicarlo a los demás para que no vuelva a ocurrir lo mismo. En cuanto a distribución de tiempo hay que tener en cuenta que hay una prioridad o jerarquía en la vida, y a través de educación y formación, ya sea por medio de padres, amigos, etc. hay que aprender a descubrirla, para que no haya un falso orden, y se crea que se está en lo correcto. Todo esto se puede resumir en organización.

III.- Responsabilidad.
Concientización de actos, interviniendo voluntad, asumiendo consecuencias; no sólo hacia con nosotros, sino también hacia con los demás y hacia con Dios, que a fin de cuentas se refiere a nosotros.
La responsabilidad va muy ligada a la libertad, interactuando, midiendo una a la otra y viceversa. Para tener una verdadera responsabilidad, debemos de tener un verdadero concepto de la vida. Porque si no se encuentra ese motivo que nos hace ver la vida de otra manera, nos limitamos a vivir como animales, que piensan y que no utilizan su capacidad cognoscitiva correcta y verdaderamente.
Para aprender a fomentar esta virtud, podemos tomar experiencia de nuestros errores y compartirlos, aprendiendo a tomar decisiones, analizando causas y consecuencias de las mismas. Lógicamente, aquí también hay una clara jerarquía de responsabilidades; primeramente para con el Hacedor, después para con los demás y por último para con nosotros. Es importante analizar perfectamente el significado de esta virtud, porque sino, se puede caer en el error, malinterpretando esa categorización de las responsabilidades del hombre, que son parte de la ley natural. No quisiera hablar de los actos no intencionados, porque pienso que es cuestión de sentido común entender la repercusión de éstos si no hay voluntad.


I.- Sencillez
Para empezar, podemos definir a la sencillez como aquella virtud que nos permite darnos a conocer a los demás como somos realmente, esto es, sin máscaras, siendo nosotros mismos. La sencillez se liga muy estrechamente con la humildad y la sinceridad, y si ella, podríamos caer en la ironía, la pedantería, la hipocresía o en la ingenuidad.
Para lograr ser sencillos, tenemos que dejarnos conocer tal como somos, íntimamente, sin caer fuera del pudor. Sin embargo, para cualquier relación humana que queramos entablar es necesario algo de sencillez para poder lograr una relación de amistad.
A continuación hablaremos un poco de los niños. Ellos innatamente tienen una sencillez espontanea, que los lleva a decir lo que realmente opinan sin ser falsos o dobles, pero así mismo, ellos llegan a una edad en la que sus actos tienen que ser controlados según lo que esté bien.
La educación en el joven no es un proceso artificial que busca una mejora preestablecida en él, pero más bien ésta ejerce una profunda influencia en el desarrollo de la persona desde el principio de su vida, con la cual puede aprender a ser sencillo hasta en los medios sobrenaturales para poder escuchar a Dios, y así, ser mejor hombre, Para ello, tiene que aprender que es valioso y que no, modales, reglas y normas que si bien pueden parecer artificiales, llegan a desarrollar plenamente a la persona. De ahí que la vida joven tiene que estar colmada de valores o de lo contrario se podría caer en la superficialidad.
Durante la adolescencia pueden sobrevenir un sinnúmero de cambios por los cuales la sencillez se puede perder. Por ejemplo, la falta de conocerse a sí mismo, el desarrollase en un ambiente que sea superficial, regirnos según las costumbres y no según nuestra propia creencia, etc.
Finalmente, para conseguir el ser mejores como esposo, padre, hijo, estudiante, y cualquier campo en el que nos desarrollemos, tenemos que ser nosotros mismo, y así siempre seremos sencillos, a imitación de la Sagrada Familia.

II.- Sociabilidad
El hombre es un ser social por naturaleza. Es una necesidad humana el poderse comunicar y relacionarse con sus semejantes para lograr los fines conjuntos e individuales. La sociabilidad es aquella virtud que nos permite relacionarnos con otras personas consiguiendo su interés y compartiendo el nuestro.
La educación en la sociabilidad inicia al poco tiempo de vida, cuando el niño comienza a descubrir que no es el único niño, y que hay otros seres con los cuales se tiene que relacionar para ciertas actividades. Un aspecto importante que se debe evitar en los primeros años es el de la timidez, que hace que el individuo rehuya a sus obligaciones sociales y fomente el individualismo. Es así mismo muy interesante el saber que la gente usualmente se fija en uno por lo bueno que ha hecho y no por lo negativo.
La comunicación con los demás debe iniciarse en un plano general, tomando en cuenta siempre nuestro conocimiento sobre la otra persona, sus sentimientos y su naturaleza, para siempre ser adecuados y poder entablar una relación. Otro punto muy importante es el saber escuchar, ya que de lo contrario caemos en el error del antisocial que no sabe callar, y que queda excluido por los demás.
La solidaridad está estrechamente relacionada con la sociabilidad. Su importancia reside en las siguientes consideraciones: La solidaridad es la etapa anterior a la sociabilidad, pues es necesario respetar a los demás para poder relacionarse con ellos.

III.- Patriotismo
El patriotismo es aquella virtud apoyada en la piedad (S. Tomás) que nos lleva a tributarle el respeto y honor debido a nuestra Patria, que nos ha dado las oportunidades necesarias para desarrollarnos plenamente. Recordemos que patriotismo no es igual a nacionalismo, y que el patriotismo cristiano es apolítico.
El sentimiento patriótico es el amor por las costumbres, tradiciones y oportunidades que nuestra patria nos ha brindado, y es necesario iniciar el trato de ésta virtud desde la infancia, iniciando con ejemplos simples y concluyendo con la misma defensa de la Patria, si es necesario.
Son necesarias cuatro condiciones para vivir un verdadero patriotismo: el cumplimiento del propio deber; el cumplimiento de las leyes; la participación dentro de la misma sociedad y la búsqueda y mantenimiento de la paz siempre.

I.- Obediencia.
Es el actuar de acuerdo al recto orden, como subordinado, siempre y cuando la acción sea buena; llevándolo a cabo con responsabilidad, orden,etc.
El libro menciona una cosa muy interesante, yo comparto su opinión; dice que la justicia está de moda y en cambio la obediencia no. ¿A qué se debe esto?, yo pienso que es simplemente por soberbia, el no querer recibir “órdenes” de otras personas por orgullo, por pensar ¿ como YO voy a hacerle caso a él? O ¿porqué tengo que hacer eso?
La clave para fomentar una virtud como esta, es hacer con gusto las cosas que se nos piden, ya sea de nuestros padres, amigos,etc. siempre y cuando sean cosas que nos hagan mejores personas a los involucrados, y no afecten a alguna tercera persona.
Pero, ¿cómo alimentar una virtud como esta en una sociedad tan comodina?, es importante saber desprenderse de las cosas, no dejarse vencer por factores materiales que tuercen a la voluntad, si ésta pudiera ser torcida. Para esto, siempre debemos buscar lo mejor para nuestro prójimo, mejorar su calidad espiritual y después, como consecuencia, la material.
Yo pienso que el problema es que, si no somos obedientes para con Dios, para con los demás y para con nosotros, finalmente llegamos a un cierto antropocentrismo, y dejamos a Dios en segundo plano. Y adquirimos una postura de hacer lo que nos place, dejándonos llevar por el sentimentalismo. Por último quisiera decir, es importante que a partir de cierta edad, la obediencia sea entendida, porque si no lo es, nunca será entendido el verdadero sentido y profundidad de la misma.

II.- Prudencia.
Es el analizar las consecuencias posibles de nuestros actos, actuando con responsabilidad sobre los mismos. Esta virtud viene de la mano de las virtudes teologales, principalmente de la caridad. Yo digo: ¿cuántos errores se eliminarían si la gente pensará bien antes de actuar?, es decir, pensar porqué, para qué, etc. buscando, no sólo el fin próximo, sino también el fin último. La imprudencia, vicio contradictorio de esta virtud, es igual a precipitación, y esta precipitación se puede eliminar pensando en consecuencias, tomando como base la formación de la persona.
Como hijos de Dios, tenemos la obligación de ayudar a actuar correctamente a los demás, orientándolos hacia el bien, porque muchas veces, la limitante o el problema es la falta de conocimiento de la persona para poder actuar, y su acto se vuelve inmoral. Para esto, hay que querer conocer la realidad, sino, el acto sería amoral y se caería en vínculos psicológicos negativos como la soberbia, explicada anteriormente.

III.- Audacia.
La audacia es el llevar una cosa a cabo, buscando un bien, que parece inalcanzable, o es difícil de llegar a él.
Un error por malentendimiento de esta virtud es causado por las pasiones, que muchas veces ciega a la razón, y no permite ver lo que realmente es. Yo pienso que la raíz del error por la malinterpretación de cualquier virtud, se remonta a la relación realidad personal-realidad universal, esto hace que busquemos bienes que no son los que nos convienen. “El hombre siempre escoge algo bueno, pero no siempre escoge bien”.
Para poder seguir la virtud de la audacia, debemos darnos cuenta de nuestra capacidad, sin menospreciarnos ni idolatrarnos; una vez oí decir a una persona muy sabiamente “la humildad es sinceridad”, no tenemos porqué no reconocer nuestra capacidad. Una manera de promover una virtud como esta a los demás, es exigiendo, exigiendo y exigiendo; cuando se le exige a una persona, tiende a comparar y finalmente se da cuenta que lo mejor es ser estricto consigo mismo, nos perfecciona más.

I.- Humildad.
La humildad es el reconocer, tanto nuestros defectos, como nuestros errores. Esto sin hacer alarde de lo bueno, o hasta malo, que se es. Esta virtud nos ayuda a mantener los pies en la tierra, a no levitar en una falsa realidad, ni tampoco, por el otro lado, sentirnos menos de lo que somos, es el justo medio, como dijo alguna vez, un famoso filósofo griego.
Pero ahora, ¿cómo podemos alcanzar esta virtud?, es cuestión de conocernos bien, de acuerdo al sentido estricto de la palabra, para poder hacer un juicio objetivo de nuestra situación, y si es posible, ayudarnos de alguien de confianza para que nos haga ver , lo que nosotros muchas veces no nos damos cuenta que hacemos. Porque la humildad nos llevará a la autenticidad como personas, y eso es lo que tenemos que buscar.
Es muy importante no caer en el lado opuesto de esta virtud, que es la soberbia, para esto quisiera citar a otro filósofo griego, en este caso, Sócrates: “Yo sólo sé que no sé nada”, esto es una prueba de humildad, podríamos pensar, pero ¿cómo es posible que diga eso una persona sapientísima como lo fue él?, muy simple, se dio cuenta de que sabía mucho, pero hasta ahí, que había un límite en su sabiduría, y esto era lo que lo limitaba.

II.- Amistad.
Es el preocuparse por las personas que ya hemos conocido, y tratarlos de manera más frecuente, interesándose por su desarrollo y crecimiento personal. Es muy importante que exista ese afecto recíproco desinteresado, porque sin éstos, no existiría una verdadera amistad.
Hay gente que dice, “somos medio amigos”, o “es un mal amigo”, yo pienso que no existe tal cosa, simplemente o existe o no existe la amistad, no hay grados de la misma. Podrá haber grados de trato frecuente o no tan frecuente, pero definitivamente no de amistad. No puede haber malos amigos, es como decir “es, pero no lo es”, lo cual es totalmente contradictorio.
La amistad es clara, auténtica, verdadera y desinteresada, porque cualquiera de estos elementos que no existan en una “amistad”, la eliminan. Otra cosa muy importante, que corrobora lo dicho anteriormente es que no cabe amistad si no hay virtud. Son infinidad de virtudes las que forman parte de la amistad, tales como:
1.- Respeto
2.- Lealtad
3.- Comprensión
4.- Generosidad, etc.
y así nos pudiéramos ir nombrando decenas y decenas de virtudes que deben existir en una amistad.

III.- Comprensión.
La comprensión es el reconocer los factores que influyen en una persona, tanto positivos, como negativos. La comprensión es el entender -lo entendible, dentro de lo que cabe- al amigo, al conocido, etc. , ponerse en su lugar, analizar su situación.
Es muy importante que sepamos ser comprensivos con los demás, para, posteriormente, encausar esa comprensión al bien, y así, no dejar que la persona caiga en el error, y se haga todavía más grande su problema. Esta virtud debe ser parte fundamental de la amistad, y de cualquier virtud.
Por último quisiera aclarar una cosa, el comprender es todo lo que se dijo anteriormente, si caemos en el extremo de todo esto, hacia cualquiera de los dos lados, no tiene porqué haber comprensión, esto es, obviamente, de acuerdo al recto orden.
Inmoral: sin moral, acto que no puede ser valorado.

No hay comentarios: