La armonía, el ritmo y la melodía podrían llegar a resolver problemas cerebrales que van desde la pérdida del habla hasta los daños emocionales. Al menos, eso es lo que se desprende de los últimos estudios sobre la biología de la música presentados esta semana en la reunión de la Sociedad para la Neurociencia celebrada en Los Angeles.
Los científicos llevan años queriendo saber cómo responde el cerebro a la música y qué diferencias hay entre los cerebros de los músicos y los que nunca han recibido una formación musical. Es indudable que existe una biología de la música», dice el doctor Mark Jude Tramo, un neurobiólogo de la Universidad de Harvard. La música es parte de la vida del ser humano tanto biológica como artísticamente», añade.
El cerebro crece en respuesta al entrenamiento musical, de la misma forma que los músculos aumentan con el ejercicio físico.
El doctor Schalaug y sus colegas del Centro Médico Beth Israel Deaconess utilizaron la resonancia magnética para llegar a estas conclusiones. Vieron que el cerebelo -una zona del cerebro que contiene el 70% de las neuronas- era un 50% más grande en los músicos que en el grupo control.
El cerebro responde directamente a las melodías. Utilizando un escáner de Tomografía por Emisión de Positrones (PET), se ha visto que hay un cambio en la actividad neuronal en las zonas del cerebro implicadas en la emoción mientras se escuchaba música. El efecto depende de si la música resulta agradable o desagradable. Todo el mundo sabe que la música puede producir emociones fuertes», dice la doctora Anne Blood, una neurocientífica de la Universidad MacGill de Montreal.
Les deseo muchos momentos de buena música a todos.
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