Claves para conectarnos con la generosidad
Vuélvete practicante.
No olvides lo que has vivido, leído y escuchado todo este tiempo acerca de cómo puedes mejorar tu vida y ponlo en práctica. Recuerda que son tus acciones y no tus ideas las que pueden transformar y mejorar tu mundo. Pregúntate cada día: ¿Qué puedo hacer hoy para mejorar mi vida o las de los demás? Y no pierdas la iniciativa de hacerlo.
Experimenta el deseo de compartir.
Empieza a compartir lo mejor de ti, con responsabilidad, amor y excelencia. Ama lo que haces para que el resultado de tu trabajo siempre sea positivo. Esta es la forma de sembrar prosperidad y abundancia en nuestro mundo. ¡Enciende tu luz y déjanos disfrutar de tu presencia en nuestras vidas!
Sé incondicional.
Cuando realizas acciones solidarias esperando recibir un reconocimiento, una recompensa o una gratificación por tu esfuerzo, generalmente experimentas frustración y vacío. Así que llénate de amor y ganas de prestar un servicio desinteresado y amoroso. Será el universo el que conspire para devolvértelo en el momento en que más lo necesites. Además, el sentimiento de alegría y satisfacción que experimentarás será tu recompensa inmediata.
Vence el temor.
Cuántas veces es el miedo a involucrarte, a lo que te pueda pasar o el temor de no poder ayudar efectivamente, lo que te impide hacer un alto, para auxiliar o apoyar a otro en un momento de dificultad o de necesidad. Vence el temor con amor y no tengas miedo de entregar lo mejor de ti.
Comienza hoy.
Deja de esperar y comienza a dar, para que sea la vida quien encuentre los instrumentos idóneos para devolvértelo en el momento justo. Siéntete dispuesto y disponible para brindar tu apoyo a través de una palabra, un gesto, un detalle o una acción generosa y desinteresada dirigida a suavizar la vida o el momento de otra persona.
Recuerda que todo lo que haces por otro en un momento dado, alguien lo hará por ti o por un ser querido alguna vez.
Vuélvete practicante.
No olvides lo que has vivido, leído y escuchado todo este tiempo acerca de cómo puedes mejorar tu vida y ponlo en práctica. Recuerda que son tus acciones y no tus ideas las que pueden transformar y mejorar tu mundo. Pregúntate cada día: ¿Qué puedo hacer hoy para mejorar mi vida o las de los demás? Y no pierdas la iniciativa de hacerlo.
Experimenta el deseo de compartir.
Empieza a compartir lo mejor de ti, con responsabilidad, amor y excelencia. Ama lo que haces para que el resultado de tu trabajo siempre sea positivo. Esta es la forma de sembrar prosperidad y abundancia en nuestro mundo. ¡Enciende tu luz y déjanos disfrutar de tu presencia en nuestras vidas!
Sé incondicional.
Cuando realizas acciones solidarias esperando recibir un reconocimiento, una recompensa o una gratificación por tu esfuerzo, generalmente experimentas frustración y vacío. Así que llénate de amor y ganas de prestar un servicio desinteresado y amoroso. Será el universo el que conspire para devolvértelo en el momento en que más lo necesites. Además, el sentimiento de alegría y satisfacción que experimentarás será tu recompensa inmediata.
Vence el temor.
Cuántas veces es el miedo a involucrarte, a lo que te pueda pasar o el temor de no poder ayudar efectivamente, lo que te impide hacer un alto, para auxiliar o apoyar a otro en un momento de dificultad o de necesidad. Vence el temor con amor y no tengas miedo de entregar lo mejor de ti.
Comienza hoy.
Deja de esperar y comienza a dar, para que sea la vida quien encuentre los instrumentos idóneos para devolvértelo en el momento justo. Siéntete dispuesto y disponible para brindar tu apoyo a través de una palabra, un gesto, un detalle o una acción generosa y desinteresada dirigida a suavizar la vida o el momento de otra persona.
Recuerda que todo lo que haces por otro en un momento dado, alguien lo hará por ti o por un ser querido alguna vez.
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