La hermandad secreta londinense que acoge a hombres solitarios hasta la muerte
Desde
hace 400 años, el Hospital Sutton, cuida de hombres solitarios y necesitados
con dos reglas: ir al comedor con chaqueta y respetar las reglas "vive y
deja morir"
Como
parte de su legado decidió convertir su maravilloso hogar londinense, un
monasterio fundado en 1371, en un hospicio y escuela.
Decretó
que 80 hombres necesitados deberían ser atendidos allí, y para ello dejó una
fortuna equivalente a unos US$300 millones de hoy.
El
lugar recibió el nombre de Hospital Sutton en Charterhouse.
Este
lugar, que incluye un patio medieval, una capilla, un claustro y jardines se
encuentra escondido detrás de una puerta cualquiera a pocos metros del mercado
de Smithfield, en el corazón del Londres más atareado.
Aunque
el lugar es de propiedad privada, está abierto al público para visitas. Pero
incluso los londinenses que llevan mucho tiempo en la ciudad no lo conocen.
Si
bien la escuela cerró en 1872, la residencia todavía existe y a día de hoy unos
40 hombres llaman a Charterhouse su hogar.
Para
poder formar parte de los elegidos es necesario tener más de 60 años de edad,
ser profesionales, no estar casados, tener buena salud y estar necesitados de
apoyo económico y compañía.
DE CHAQUETA Y CORBATA
Recientemente
pasé un día allí. El ambiente era parecido al de un monasterio pero con un aire
académico y sus habitantes transmitían una sensación de agradecimiento por
haber encontrado un lugar así en el que jubilarse.
El
antiguo cura Brooke Kingsmill-Lunn, de 83 años, dijo: "La estructura de
este lugar confiere ritmo al día. Uno de los problemas más comunes que he visto
como cura ha sido la soledad. Aquí no es un problema".
El
día comienza a las 8 con una oración voluntaria en la capilla. El desayuno se
sirve a las 8:30 y después hay tiempo libre.
Se
puede ir de paseo, ordenar el cuarto, ver al doctor o estar tiempo en los
jardines.
La
comida se sirve a las 13 horas, es necesario llevar chaqueta y la mayoría de
los allí presentes usan incluso corbata.
Tras
agradecer a Sutton por la comida se sirvió una pasta y apple crumble. Algunos
de los "hermanos" acompañaron el almuerzo con media pinta de cerveza.
El
ambiente era distendido y animado.
VIVE Y DEJA MORIR
Cuando
pregunté si alguno trabajaba, me dijeron que uno de ellos lo había hecho
recientemente. "No va contra las reglas, nadie puede impedir que
trabajes", me dijo uno de los hombres.
Así
que pregunté: ¿"Es la regla aquí 'vive y deja vivir'?
Más
bien "vive y deja morir", me respondieron.
Y,
de hecho, la actitud hacia la muerte que reina en el lugar es bastante alegre.
Me
dijeron que a uno de los pasillos donde se alojaban los hermanos que llevan más
tiempo allí le llamaban "el corredor de la muerte", y escuché cómo se
referían a Charterhouse como "una sala de espera", mientras que a la
enfermería se le dice la "sala de partida".
Como
me comentó Dudley Green, uno de los "hermanos": "Cuando uno de
nosotros muere lo echamos de menos. Pero es bueno saber además que han sido
bien cuidados".
Después
del almuerzo hay más tiempo libre.
"PARAÍSO TERRENAL"
En
compañía del hermano Phil Stewart paseé por los hermosos jardines rodeado de
estupendas flores y todo tipo de plantas.
Se
podía escuchar el tráfico de la ciudad, pero todo parecía quedar muy lejos.
"Encontré
la felicidad aquí. Es el paraíso terrenal", afirma Stewart, de 68 años, un
estadounidense que trabajó como profesor de piano en Chicago.
La
oración de la tarde es a las 17:30, seguida de la cena, que es un buffet
informal, a las 18:30.
Después
los hermanos fueron a conciertos, al bar, miraron televisión o jugaron a las
cartas.
Aun
así seguirá siendo probablemente uno de los espacio más tranquilos del centro
de Londres.
Si
mi mujer me deja y mi negocio se va al garete, ya sé dónde ir.
Por
Tom Hodgkinson (BBC)
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