Los Siete Principios Herméticos
LA FILOSOFÍA HERMÉTICA.
“El Kybalión”
“Ardua tarea es penetrar en las cualidades reales de cada cosa” Demócrito. SVIII a C.
Las
enseñanzas herméticas, han sido cuidadosamente mantenidas en secreto,
durante siglos, en el corazón de los afortunados depositarios de dicha
sabiduría. Para la transmisión de las ciencias herméticas, se desrrolló
por parte de los interesados un aprendizaje y memorización, en lugares
secretos y con maestros desconocidos, con juramentos responsables, para
guardar el secreto de aquella enseñanza oculta; dado que la mayoría
ponían su vida en peligro, por enseñar y aprender doctrinas filosóficas y
místicas.
Existe todo un mundo de imágenes,
profundamente ancladas en la memoria del hombre moderno. Que no se
encuentran en publicaciones accesibles al gran público, sino sepultadas
en manuscritos y grabados antiguos. El extraño carácter de las
filosofías místicas, símbolos, imágenes, emblemas y esencias
trascendentales, nos remiten a la legendaria antigüedad y a la fuente de
sus sabidurías: Hermes Trismegisto, patriarca de la mística
y de la filosofía de la naturaleza. Paracelso llamaba por ese motivo
“astro interior” a la Imaginación creadora, sin confundir imaginación
con fantasía. La tendencia a la lengua secreta cifrada en imágenes
enigmáticas, se explica por el profundo escepticismo que impera entre
los seres humanos. Lo que realmente importaba, era preservar los abusos
del profano o no conocedor, frente al saber primordial, que había sido
revelado por Dios a Adán y Moisés, y que una élite de seres humanos
había transmitido a lo largo de los siglos. Por ese motivo Hermes,
Zoroastro, Pitágoras, Platón…. Excelsos representantes de esa élite,
habían desarrollado los jeroglíficos de nuestra tradición, medio para
velar la sabiduría y conocimiento que conllevan.
Al amparo de tales premisas, fue
creciendo paulatinamente el Árbol de la Ciencia Hermética, que basado en
el conocimiento intemporal, que Hermes Trismegisto nos legó, así como
todos aquellos discípulos y seguidores; hemos heredado Leyes y
Principios Herméticos, que han florecido a lo largo de los siglos, en
las distintas culturas. La literatura hermética, originaria de Egipto,
en lengua griega se remonta al Siglo II. Bajo la supuesta autoría de
Hermes Trismegisto, disponemos en la actualidad de un amplio abanico de
posibilidades, para penetrar en las enseñanzas herméticas: Kabalah;
Tarot; Alquimia; Sonido y Color; Magia; Masonería; Astrología; Medicina…
Enseñanzas todas ellas, herméticas y transmitidas de voz a oído, para
ayudar al ser humano a transmutarse o cambiar hacia un Nuevo Ser.
Los
Siete Principios Herméticos, son el fundamento de toda la Doctrina
hermética y mística, Leyes y Principios por las que se rige la enseñanza
oculta o de misterios, pues define todo aquello que resulta
impenetrable, reservado a los iniciados o verdaderos buscadores. De los
labios a los oídos fue transmitido este conocimiento entre muy pocos.
Han existido siempre “los pocos” que cuidaron el altar de la verdad,
sobre el cual conservaron la lámpara de la Sabiduría. Sin la aplicación
de estos Siete Principios; puede resultar difícil la comprensión de las
enseñanzas herméticas y místicas, origen de las religiones occidentales,
y de muchas de las ciencias que hoy conocemos, ya que penetra en el
encuentro de la esencia, de todo lo que conocemos y que hay por
descubrir.
Tres Maestros, o Tres Iniciados, nos
expusieron con sabiduría, hondura y exactitud, los Siete Principios de
Hermes, que ellos llamaron “Filosofía Hermética del Antiguo Egipto y
Grecia”. Enseñanzas herméticas, filosóficas y místicas, expuestas con
claridad y conocimiento en el libro de El Kybalión.
Para
investigar en toda Doctrina Secreta, debemos ahondar y conocer dicho
Principios Herméticos. Ellos nos ofrecen la “llave” para abrir las
puertas internas, que nos conducirán al Templo Interior. Aquel en el que
se halla la Verdad. “Los Principios de la Verdad son siete: el que
comprenda esto perfectamente, posee la clave mágica ante la cual todas
las puertas del Templo se abrirán de par en par.”: El Kybalión. Los
siete principios sobre los que se basa la Filosofía Hermética,
presentada en el Kybalión, son los siguientes: El principio del
Mentalismo; El principio de Correspondencia; El principio de Vibración;
El principio de Polaridad; El Principio del Ritmo; El principio de Causa
y Efecto; y El principio de Generación.
Estos Siete Principios han ayudado a
iniciados, discípulos y aspirantes, en la búsqueda del entendimiento, de
las causas y efectos que nos rodean, y de las que no siempre
hallamos comprensión y respuestas a los mismos. Tras las enseñanzas
impartidas por diversas escuelas, religiones, órdenes, y grupos
esotéricos, encontramos constantemente el principio de la sustancia
mental del individuo, así como en todo el Universo, y que dicha
substancia se debe y se puede transmutar. Si el estudioso llega a
comprender estos principios y Leyes, expuestos como Verdades; tiene las
puertas abiertas a la enseñanza espiritual y hermética, a su
explicación, entendimiento y conocimiento de forma clara y sencilla.En
nuestra Escuela “Grupo de Estudios Ejud”, con imágenes en pantalla y
enseñanza oral, nos internamos en los Siete Principios Herméticos.
Durante varias semanas, vamos deslizándonos en la profunda, y secreta
sabiduría de la Filosofía Oculta de que: “Todo es Mental”. De que: “La
mente, así como todos los metales y demás elementos, pueden ser
transmutados, de estado en estado, de grado en grado, de condición en
condición, de polo a polo, de vibración en vibración. “Todo tiene su
Causa y Efecto”; “La Generación existe por doquier” “Todo fluye y
Refluye”; ”Como es Arriba es Abajo”; ” Nada esta inmóvil, todo se mueve,
todo vibra”, “Todo es doble, todo tiene dos polos…..”
Los
Principios de la Verdad obligan a los seres humanos, a trabajar y a
esforzarse en la búsqueda interna, para alcanzar altos valores morales, y
aspirar a cumplir con los deberes divinos, que nos han sido trasmitidos
a través de todos los siglos y alcanzar la compresión para auxiliar,
servir y amar a los demás seres humanos, con convencimiento de ello, no
por imposición religiosa, sino por entendimiento y sabiduría de los
Principios y Leyes, que rigen a la Creación y a los seres humanos.
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