domingo, 10 de octubre de 2010

Poder de la Disidencia. Martin Lutero

Poder de la Disidencia. Martin Lutero (1483-1546  ) 
El análisis que surge de la revisión de la vida de este monje nos lleva a plantear la lección de poder que se genera en las disidencias que producen cambios que llegarán a ser importantes y, sobre todo, permanentes, de acuerdo a una serie de factores. De la misma manera, esta biografía nos lleva a plantearnos las disidencias que producen ruptura revolucionaria y renovación evolutiva, ayudándonos a identificar, dentro de las revoluciones a las que denominamos “media revoluciones” que se quedan tan sólo en la destrucción del sistema anterior o las que, agarran el producto de las destructivas para construir nuevos sistemas.
 
 
Es preferible una renovación que mejore
que una media revolución que destruya.
 
 
Hace años, 526,  nació en Alemania, un hombre cuyas acciones modificarían el mundo humano y, con ello, muchos elementos del entorno social, económico y político. Martin Lutero, con una biografía muy llamativa desde el punto de vista dramático, en la que la toma de decisiones que hizo marcó a mucha gente desde hace varios siglos y que, se puede resumir, como lección, en el poder que se toma como el que se genera con la disidencia y con las rupturas de un hilo que comenzó en el área religiosa.
 
Cuando este hombre que, muy joven, se decepcionó del comportamiento de la alta iglesia en Roma y que comenzó a criticar en forma abierta y valiente, elementos fundamentales de la dinámica del catolicismo, produjo una ruptura importante en una dinámica normada con unas formas que no se correspondían con el fondo, haciendo entrar en conflicto lo que se expresaba y lo que se hacía.
 
El poder de la ruptura de un sistema puede hacerse de manera rápida y total, generando realidades revolucionarias o, en otro caso, de cambios rápidos pero parciales que, sin dejar de ser cambios drásticos, sin embargo, no rompen el sistema en su totalidad. Estas dos formas, cuando se realizan por razones de evidente desacuerdo de quienes quieren cambios, producen dos tipos de disidencia que van a lograr que el sistema cambie en procesos de renovación y que, otros, por el contrario, se pueden llamar estrictamente revolucionarios en el cual, un sistema determinado es sustituido por otro.
 
Martin Lutero, ocasionó una ruptura que, a nuestro juicio, se corresponde, de manera muy clara con la renovación en la que una iglesia que tiene como base fundamental la existencia y las enseñanzas de Jesús, al no creer en determinadas formas de enfrentar la realidad religiosa, coloca otras que la van, a su parecer, en perfeccionarla.
 
La disidencia revolucionaria
 
Esta división produce dos tipos fundamentales de poder; en primer lugar el que generan los cambios totales de las revoluciones que tienen que utilizar altos niveles de capacidades destructivas y constructivas, generando las que podemos llamar “medio revoluciones” en la que este poder se gasta tan sólo en destruir el sistema anterior sin tenerlo para generar el nuevo y de las que, en un ejercicio que requiere mucha imaginación, el que, cuando se dan estas revoluciones a medias, se genere, la construcción de un nuevo sistema sobre las ruinas que dejaron y que se pueden denominar, las medio revoluciones constructivas.
 
La disidencia renovadora
 
El poder que genera la renovación como esquema, en el cual, se hacen cambios tanto a nivel de forma como de fondo, es un poder mucho más estables que, va a tener como variantes fundamentales la velocidad que se le imprima y la profundidad que tenga, teniendo como extremos las renovaciones que son rápidas y profundas en el cambio del sistema o las que son, casi imperceptibles, es decir lentas y superficiales. El poder que va a generar cada tipo depende de cuanto y qué tipo de poder se tiene cuando se inician los cambios.
 
Martin Lutero, de acuerdo a lo que hemos visto, generó un poder que puede catalogarse como renovador del sistema religioso cristiano, de gran velocidad y de mediana profundidad; desde allí, comenzó a crecer y a desarrollarse.

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