miércoles, 5 de julio de 2017

El sueño de vivir...





Si tan sólo nos diéramos la oportunidad de contemplar el maravilloso viaje, que nos brinda la vida. Y a no tomarla en serio, ni apegarnos a ella, a nada ni a nadie, en tanto que somos transeuntes de la misma. A levantar nuestra alma cuando la misma está caída, a ser más grande que la adversidad, a reírnos de cada obstáculo y a desprendernos de él, cuando este se detenga a saludarnos, a estar al lado de nuestros sueños y despertarlos. A llorar cuando sentimos llorar, reír cuando sentimos reír, aprender de lo que hemos aprendido, a estar seguro de nosotros y… ¿Por qué no soñar a lograr entender que somos seres humanos? 

Aprender que sólo lo que vemos, y está a nuestro alrededor, es lo real, lo demás sólo existiera en nuestros pensamientos. Amarnos a nosotros mismos, a dialogar con nuestro niño interio, y mantenerlo vivo. Sentir el significado de cada palabra, ser disciplinado, tomar en cuenta que la ética no debe faltar en ningún aspecto de la vida, a estar precisos y seguros de lo que hacemos, hacia donde vamos, no más cubrirnos con las excusas, asumiendo nuestras responsabilidades. Realizar con amor, lo que hagamos y lograr comprender qué es la constancia y perseverancia, quien nos deja al final siempre, un jardín de flores. 

Si llegáramos a entender que la vida es tan sencilla como respirar y la dibujamos complicada. Si intentáramos expresar lo que sentimos. Disfrutar el placer de cada instante, bien sea malo o bueno, a controlar nuestras emociones, vivir el hoy, pues somos mortales, puede que viva más, un gran mural, que un “Ser”, nosotros al parecer pasamos, el mural siempre estará. No importa, quienes seamos, donde estemos, todos somos seres humanos, por ende, sueño a que no lo olvidemos, si entendiéramos que la nobleza más grande, que podemos tener, es conocernos así mismo. El que algún día, aceptemos errores, y aceptemos a los demás, como son, pero cuesta tanto para algunos entenderlos. Hacer, el esfuerzo de ser agradecidos, valoraran do así, hasta los más pequeños detalles, seria un sueño más. 

Si al menos tuviéramos conocimiento del sentido de nuestra existencia, y cual es el sentido de nuestra vida. Precisar que el amor, es quien nos mantiene vivos, por tanto, seria lo más valioso que podríamos adquirir. Saludar una que otras veces la poesía, es sublime, y puede que nos enriquezca el alma. Atarnos a la humildad, puede que sea ella quien nos dirija al éxito, pero la golpeamos. Estar firme de la mano con la alegría, por muy grande que, sea la adversidad, seria una gran tarea el realizarla. ¿Y por qué no aprender de los niños, a sonreír? 

Quiero amar, y amar. Amar cada átomo, cada objeto, cada día, cada, minuto, cada hora, cada instante, cada amanecer, a sentirnos bien con nosotros, desistiendo de todo lo que nos perjudica. A ignorar aquel que carece de esencia humana, por muy maestro que sea, y a no rendirle tanta pleitesía, a ellos, ni a nadie, como de costumbre lo hacemos, dándoles de comer a su “Ego”. Si comprendiéramos que podemos lograr lo que anhelamos ser, que lo difícil e imposible sólo existe en nuestra mente. Si nos permitiéramos aprender de la naturaleza, de los animales, de todo lo que no rodea, a tratar de entendernos y a comprendernos cada uno de nosotros. 

¿Y por qué no escribir en un papel nuestros sentimientos, o nuestras tonterías? 
Y ver, que siempre es hoy, mañana es hoy. Quiero vivir. Quiero luchar con el ego, es quien nos está matando paulatinamente, nos obliga a olvidarnos, de quienes somos, nos roba la claridad, de que somos mortales, y tener raciocinio de ello, es quien quizás nos conduzca, alguna vez, a la esencia humana. 

¡Vamos a vivir, y a jugar a quien somos, un ser humano!

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