El profesor y el alumno que ahora son "padre e
hijo"
El caso curioso de un profesor de computación que
adoptó a su alumno de 5 años en Córdoba y se transformaron en padre e hijo.
Los protagonistas de esta conmovedora historia son
Javier Castellanos y “Gabrielito”. Javier nació en Córdoba y se fue a estudiar
a España, luego se cansó y decidió regresar y comprar un terreno en un pueblito
llamado Los Algarrobos donde construyó su nueva casa.
Javier conoció la existencia de una escuela que no
tenía los mejores niveles de educación. Tenía personal único es decir tenía una
sola maestra, quien también es la directora de la institución, tenían un aula
en la que estudiaban los 16 chicos de diferentes grados. El estado ayudo a la
institución con computadoras pero nadie sabía usarlas, así que Javier, en un
acto de solidaridad decidió integrarse a la escuela para ayudar a los niños a
usar las computadoras sin cobrar. Fue ahí donde conoció a “Gabrielito”.
Cuenta Javier que cuando conoció a Gabriel tenía 5
años y estaba empezando el jardín. Vivía con su abuela Adela porque sus padres
eran analfabetos y tenían problemas de alcohol, para Adela, Gabrielito era su
tesoro, lo amaba más que a nada, ellos vivían en las montañas, la abuela
también era analfabeta y quería darle a Gabriel la posibilidad de aprender a
leer y escribir. Por eso, cuando tuvo la edad suficiente se fueron a vivir más
cerca de la sociedad a una casita sin luz, sin agua y con suelo de tierra.
Gabriel y Javier comenzaron a entablar una relación
muy afectiva, se visitaban, Javier le hacía regalos de cumpleaños porque no le
habían celebrado nunca uno.
Los tres tenían un lindo vínculo hasta que Adela se
enfermó de cáncer y tuvo que trasladarse a Córdoba a realizarse los
tratamientos necesarios. Tiempo después volvió a Los Algarrobos pero no pudo
hacerse cargo de Gabriel así que se quedó al cuidado de Javier y Adela se fue a
vivir a un geriátrico donde poco tiempo después falleció
Javier pensó que habría muchas familias que se
ofrecerían para adoptar a Gabriel pero ninguna se ofreció. Por eso el “profe”
decidió pedir la tenencia del niño. Le dieron primero dos años y luego un año
más, porque se dieron cuenta todo lo que había mejorado Gabriel luego de haber
conocido a su profesor. Gabriel comenzó a tener relación con la familia de
Javier.
Javier lo llevaba a visitar a sus padres biológicos
para que no pierda el vínculo. El tiempo de guarda se estaba terminando y
Javier comenzó a preocuparse, sería otra pérdida importante para su vida,
decía. El juez debía decidir que iba a hacer con el menor. Los padres
biológicos estuvieron de acuerdo con que se quede con Javier y el niño no
quería saber nada con irse con otra familia.
El juez consideró que Javier Castellano era para el
nene un referente afectivo, que tenían una relación similar a la de un padre y
un hijo, que estaba integrado a su familia y que separarlo de él para darlo en
adopción iba a significar para Gabriel un "dolor irremediable". El 27
de marzo, finalmente, le dio a Javier la guarda preadoptiva del niño, que ya
tiene 11 años.
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