El corso hispanoamericano se inició en el Atlántico Sur y el Caribe a partir de 1814, alcanzó su apogeo alrededor de 1818 y finalizó en 1823. Las naves bajo pabellón argentino realizaron las acciones corsarias más importantes. Sus zonas principales de acción fueron el Atlántico Sur y el Caribe, donde actuaron unos 60 corsarios. En el Pacífico actuaron naves que llegaron hasta el Mar Mediterráneo.
Capitán de Navío
Hipólito Bouchard
Los dos puntos desde donde operaban los corsarios fueron Buenos Aires en el Atlántico Sur y Baltimore en los Estados Unidos. De este último, salieron más de 30 corsarios armados, con tripulación y naves norteamericanas disponibles desde el final de la guerra de 1812.
En la Banda Oriental operaban más de 30 corsarios al mando de Artigas, quienes capturaron naves españolas y portuguesas. En el Caribe actuaron naves de la Gran Colombia y de México en combinación con los corsarios argentinos, siendo su base de operaciones la isla Margarita.
En el Océano Pacífico, en 1816, el Almirante Brown, secundado por Hipólito Bouchard y con tres naves capturó importantes presas y llevó con audacia ataques a los puertos, fortalezas y apostaderos navales claves, como los del Callao y Guayaquil. En sus navegaciones llegó hasta las costas de Nueva Granada (hoy Colombia), poniendo en alarma todo el litoral americano del Pacifico Sur. Esta fue una expedición precursora de la gesta libertadora del General San Martín.
Los corsarios chilenos armados luego de la independencia de su país, con apoyo de marinos argentinos y británicos, se mantuvieron e hicieron varias presas del comercio español con base en Lima (1818 a 1820).
Hércules y
Trinidad
La tripulación de las naves corsarias era heterogénea, predominaban los anglo-sajones entre los oficiales y la marinería.
También había una fuerte presencia francesa, en tanto que los criollos, españoles y portugueses eran los menos.
Las consecuencias más importantes del corso fueron las pérdidas y el estancamiento comercial que causaron al comercio español. Sólo los corsarios de Buenos Aires capturaron unas 150 presas españolas. La acción corsaria llegó a ser tan intensa que España se vio obligada a abrir también su guerra "de corso", a la vez que transportar sus pertrechos militares en buques neutrales, por la imposibilidad material de defender los propios.
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