Por Osvaldo Aguirre.
El 7 de mayo de 1906, en Avellaneda, un
grupo de rufianes de origen polaco conformó la Sociedad de Socorros Mutuos
Varsovia. El estatuto de la entidad, a primera vista, no se diferenciaba de
tantas otras: establecía el socorro económico a los asociados y requería que los
socios tuvieran buena conducta. Sin embargo, se trataba de un instrumento para
proteger y ocultar el funcionamiento de una gigantesca red de prostíbulos. La
cláusula no escrita del reglamento establecía que sus miembros sólo podían ser
caftens, como se llamaba a los tratantes de blancas.
El primer presidente fue Noé Trauman, de
quien se dice que era anarquista, acostumbraba arengar a los rufianes con
reflexiones sobre las injusticias sociales -los verdaderos explotadores, decía,
eran los empresarios que pagaban míseros salarios a sus obreros a cambio de
largas jornadas de trabajo- y que fue amigo de Roberto Arlt e inspirador de
Haffner, el Rufián melancólico, uno de los personajes de "Los siete locos".
La sociedad controlaba el tráfico de
esclavas. En algunas ocasiones, las jóvenes eran traídas desde Europa Oriental a
determinados rufianes. En otras, la recién llegada era rematada al mejor postor.
Estas subastas tenían lugar en el café Parissien, de avenida Alvear 3184. El
lugar era propiedad de Salomón Mittelstein y Achiel Mostowsky, quienes
posteriormente lo vendieron a Simón Brutkievich, Simón Kumchev y Mauricio Caro.
A causa de las denuncias de las entidades
judías, los rufianes debieron adoptar precauciones y en agosto de 1929 la
Varsovia pasó a llamarse Zwi Migdal. Al mismo tiempo surgió otra sociedad de
rufianes, la Aschkenasum, dirigida por Simón Rubinstein. En diciembre del mismo
año, la denuncia de una víctima, Raquel Liberman, desembocó en la primera
investigación seria sobre las organizaciones de explotadores. El 19 de mayo de
1930 el juez Manuel Rodríguez Ocampo, a cargo de la causa, allanó la sede
central de la Migdal, en Buenos Aires y ordenó la captura de todos los socios.
Los hechos tuvieron repercusión nacional.
Al día siguiente, el juez Juan José Trillas ordenó una serie de allanamientos en
Rosario. Entre otros lugares, la policía se presentó en una casa de Güemes 2965,
"donde se estableció que funcionaba una sinagoga, fundada y frecuentada por
elementos de mal vivir", según la crónica de La Capital.
En el lugar se detuvo a Saúl Friedmann,
"un ex sargento de policía, que suele hacer las veces de rabino en los
casamientos y decesos. Fueron secuestrados, además, una Biblia y otros libros y
vestimentas de ritual", agregó la nota.
La policía anunció asimismo la detención
de veinte supuestos "tenebrosos". Sin embargo, ninguno de ellos pertenecía a la
Zwi Migdal. En cambio, los auténticos rufianes que huían consiguieron refugio en
Rosario y ayuda para escapar del país, como ocurrió entre otros casos con José
Leib Zitnitzky y León Zusman, quienes lograron pasar a Chile.
El centro de la investigación estaba en
Buenos Aires. Las pesquisas de Rodríguez Ocampo se veían dificultades por la
escasa colaboración de la mayor parte de la policía. El 23 de mayo, el juez
pidió al jefe de policía, coronel Juan José Graneros, "llamar la atención de los
empleados de investigaciones, que conociendo perfectamente a los tratantes de
blancas, no se han empeñado en la tarea de buscarlos y detenerlos cuanto antes".
No sólo faltaba entusiasmo. Mauricio Caro
y Zacarías Zitnitzky, dos de los miembros más importantes de la Migdal, lograron
huir a Montevideo con pasaportes aparentemente facilitados por el comisario
Eduardo Santiago.
Caro era uno de los rufianes de mayor peso
en la organización. "Se encargaba de hacer las gestiones necesarias para obtener
mediante la presentación de recursos de hábeas corpus u otros medios, la
libertad de los asociados que caían en las razzias policiales", según Crítica.
El 21 de mayo, el comisario Julio
Alsogaray encabezó un procedimiento en Alsina 1267, "en posesión de una denuncia
que le fuera hecha por carta desde Lodz (Polonia) y que coincidió con un anónimo
reciente", según la crónica. En la casa fueron detenidos los socios Moses
Lachmann y Mechel Klainman y la menor Jamcha Kostowska, ingresada al país con
engaños.
A la vez, en la casa de Simón Brutkievich,
entonces presidente de la Migdal, dijo Crítica, fueron encontrados "planos de
casas donde se explota a mujeres, cartas de los explotadores que envían a sus
víctimas desde el extranjero y buen número de cédulas de identidad y pasaportes
para esas mujeres".
También fue detenida María Fizzer, llamada
Esther Kohn de Zabladovich o Emma la millonaria. Se había iniciado como viuda
negra y a la vez como prostituta. "Ya entrada en años -dijo Crítica-, Emma no
pudo continuar operando personalmente y entonces se dedicó a explotar a otras
mujeres jóvenes, que le eran entregadas con ese fin por sus amigos tratantes de
blancas" Además era usurera.
Max Wonvoller también diversificaba sus
actividades, ya que era capitalista del juego clandestino. De origen austríaco,
se lo conocía en el ambiente como Max el asesino.
Una prueba de la protección a los rufianes
era el extravío o depuración de sus prontuarios. Simón Rubinstein, al que se le
atribuía la propiedad de treinta prostíbulos, era un hombre sin antecedentes.
"Mi padre, gran coronel en Rusia; yo, cabecita loca, rufián en la República
Argentina", decía.
Pese a los obstáculos, el 27 de septiembre
de 1930 el juez Rodríguez Ocampo dictó el procesamiento de 108 miembros de la
Zwi Migdal. Un golpe decisivo contra la organización.
Fuente:
Diario La Capital.
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