Web Profunda: ¿Cómo llegar a los rincones desconocidos de internet?
La web es una fuente ilimitada de
información, y los buscadores la forma privilegiada de acceder al
conocimiento que necesitamos. Sin embargo, muchas veces dejan de ser una
solución y se convierten en el principal problema. Acá te contamos cómo
navegar la web sin caer en las redes de Google.
Por
Ana Prieto
Cuando no encontrás algo en Google, qué hacés? "No sé, nunca me pasó", responde Emilie.
"Busco un libro o llamo por teléfono a alguien que me ayude", cuenta Cecilia.
"Pero. yo creía que si no estaba en Google no existía. ¿No es así?", bromea Ana.
"Se le pregunta al pulpo Paul ",
dice Emiliano. Y la respuesta de Emiliano tal vez sea la más sugerente.
No sólo porque lo que no se encuentra en Google pasa inmediatamente a
formar parte de lo inexplicable o lo esotérico (en efecto, creemos que
si no está allí no-existe), sino por la imagen de la criatura marina.
Es posible que quienes utilizaron por primera vez el término "navegar"
para describir los desplazamientos que uno hace por Internet, no
supieran lo exactos que estaban siendo. Uno navega por la superficie, no
por el fondo. Y los motores de búsqueda -encabezados indiscutiblemente
por
Google - lo que hacen es eso: barrer la superficie de las aguas, y no el fondo oscuro del mar.
Pero hay algo que se llama
Internet profunda,
que multiplica astronómicamente a la ya de por sí astronómica cantidad
de páginas a las que se accede mediante los buscadores tradicionales
(más de mil millones y en aumento), haciendo que éstos se vean como la
punta de un iceberg insignificante que nunca habría hecho hundir al
Titanic.
Para entender por qué la web profunda no accede a Google, a
Yahoo! o a
Bing, hay que entender primero cómo funcionan los
motores de búsqueda.
Como sabemos, existe una jerarquía en las respuestas que nos dan a
partir de una consulta, por ejemplo, y para seguir en tema, "Titanic".
En este momento (porque mañana puede ser distinto), Google larga
26.500.000 de páginas (y este resultado
se modifica
dariamente) donde podemos obtener información sobre el Titanic. Y no
las larga al tún tún sino en base a su rapidísimo sistema de
ordenamiento, cuya clave está en los links o enlaces.
El buscador
nos dice que la primera página es "la mejor" y la última "la peor". ¿El
criterio? Tiene dos instancias: primero, el mejor sitio es el más
reenviado por los sitios interesados en el Titanic. Segundo, esos sitios
son los más enlazados por otros portales. Ante la imposibilidad de
Google para analizar la calidad del contenido, esta segunda instancia
es la más importante: mientras más enlaces conduzcan a un sitio que
tiene en alguna parte un link sobre el Titanic, más creíble es,
justamente porque miles de sitios lo han enlazado.
Y así es como obtenemos el "mejor sitio" y el "peor sitio", siendo el peor el más huérfano de todos.
La Internet profunda es, justamente, una Internet que ha quedado fuera de la carrera por los enlaces.
Siempre está la posibilidad de que el autor de un sitio penetre al
mundo Google registrándolo manualmente a través de un formulario. Pero
si no lo hace, ese sitio será invisible para los usuarios de Internet
que no tengan la dirección o URL exacta. Y no sólo eso; el lenguaje
primordial de Internet es HTML, con lo que millones de programaciones en
imágenes, audio, video, PDF o archivos comprimidos también quedan
fuera.
Hay ya varias empresas que ofrecen servicios -pagos- para explorar las aguas submarinas. Es el caso de
deepdyve, para relevar información científica o médica, o de
BrightPlanet, verdaderos pioneros en el estudio de "cosechar" información de la Internet profunda.
"La mayoría de los buscadores te ayudan a encontrar una aguja en un pajar" dice
Anand Rajaraman, cofundador de
Kosmix. "Lo que nosotros intentamos hacer es ayudarte a explorar el pajar".
Su sitio ha creado un software que combina la búsqueda tradicional con
bases de datos ocultas, y aspira convertirse en una verdadera "comunidad
de conocimiento".
En español el sitio gratuito
Internet Invisible
es el mayor buscador de información escondida. Sin embargo, y como bien
consigna, se trata de una "puerta de acceso" a bases de datos. Queda
luego la tarea individual, esforzada y casi bibliotecológica, de
encontrar la información que se busca. Y de evaluar su calidad.
Porque el hecho de estar escondida no la hace necesariamente mejor o más
útil. Como dice Rogelio, especialista en lingüística aplicada:
"no
es que sea una web en la que los contenidos sean mejores o se traten con
'mayor profunidad', comparado con las giladas que se encuentran en la
web superficial".
En todo caso, y para enterarte de si, efectivamente, lo que buscás no está en Google, podés visitar
Schmoogle, cuyo subtítulo es "¿Y si lo que buscabas estaba en la página 53?
Nutriéndose del buscador de buscadores, lo que hace Schmoogle es,
sencillamente, romper con el page rank, con la jerarquía, y darte las
respuestas en un orden aleatorio. Su creadora, la israelí Tsila
Hassine, dice que su invento promueve "la diversidad en la web" y
neutraliza los intereses comerciales detrás de ella. Al parecer, Google
los bloquea a menudo. Así que si no pudiste entrar, intentalo más tarde.
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